La Audiencia Nacional saca de prisión al yihadista de Algeciras para enviarlo a un centro psiquiátrico
La Audiencia Nacional ha acordado enviar a un centro psiquiátrico de Huelva a Yassine Kanjaa, el marroquí detenido como presunto autor del atentado yihadista de Algeciras (Cádiz) del pasado enero, en el que asesinó a un sacristán e hirió a varios personas. Su sintomatología es compatible con un trastorno delirante.
El yihadista manifestó al cuadro médico de la Audiencia que le realizó el examen psiquiátrico que aquel día «veía diablos». También sostuvo ante el juez Joaquín Gadea que si quedaba en libertad iba a matar a más personas que estuvieran vinculadas a Satán y que fueran «enemigos del Islam». La Policía Nacional ya señaló desde un primer momento que Yassine K. presentaba un «perfil inestable» y que se autorradicalizó de forma exprés en el último mes antes del atentado.
Así las cosas, el magistrado de refuerzo del Juzgado Central de Instrucción nº 6 ha tomado la decisión de que el yihadista interne en un centro psiquiátrico siguiendo el criterio marcado por los médicos de la Audiencia Nacional, tal y como han confirmado fuentes jurídicas a Europa Press.
El examen realizado por los médicos reveló que la sintomatología que presenta Yassine K. es compatible con un trastorno delirante, lo que hacía recomendable su internamiento en una unidad psiquiátrica dependiente de Instituciones Penitenciarias a la espera de nueva valoración.
Este martes, el magistrado rechazó enviar la causa a los juzgados de Algeciras insistiendo en que de lo instruido hasta la fecha se desprende que el ataque tenía «fines terroristas». Además de rechazar inhibirse, el magistrado ha acordado el levantamiento del secreto de las actuaciones.
El examen forense fue acordado por el juez Gadea a fin de informar sobre si el sujeto era imputable o no. En su resolución, el magistrado indicaba que ese reconocimiento forense se debía hacer con pleno respeto al derecho de defensa del detenido y con su previo consentimiento.
Así, ofició a la clínica forense de la Audiencia Nacional para que dos médicos fueran quienes realizaran el examen al investigado. El día en el que se produjo, trascendió por fuentes jurídicas que el investigado en la hora escasa de examen habría insistido ante los psiquiatras que «veía diablos».
El atentado
Según recogía el relato de hechos plasmado en el auto por el que el juez acordaba la entrada y registro en la casa okupa del yihadista, en torno a las 18:30 horas del 25 de enero «accedió al interior de la Iglesia de San Isidro» en Algeciras e inició una discusión con los allí presentes, «manifestando a los feligreses de forma vehemente que la única religión que hay que seguir es la religión islámica».
Tras esto, el auto, que se hace eco del informe de la Policía, indicaba que Yassine K. abandonó el lugar «profiriendo mensajes en árabe cuyo contenido se desconocen», pero regresó de nuevo a las 19:40 horas. «Desde el interior de la iglesia los allí presentes escuchan como alguien ubicado en el exterior de la misma profiere gritos en árabe», se indica, para añadir que, una vez finaliza la misa, el sacerdote encargado de la misma baja del púlpito para comprobar lo que estaba ocurriendo, «instante en el que el investigado portando en su mano un machete de grandes dimensiones y de forma súbita agrede al sacerdote -Antonio Rordríguez Lucena- causándole lesiones de gran gravedad».
Según apuntaba el juez, Yassine K. también intentó atacar a un testigo allí presente y tras eso huyó de la iglesia y se dirigió a otro centro de culto católico llamado Virgen La Palma, ubicado a unos 200 metros. «En ese lugar se encuentra con el sacristán de esta iglesia, que estaba abandonando el lugar por una puerta trasera (…), y Kanjaa inicia varias acometidas sobre el mismo, causándole unas primeras lesiones», apunta.
El relato de los hechos realizado por la Policía indica entonces que el sacristán intentó huir dirigiéndose a la plaza Alta, pero cuando llegó al centro de la misma fue «alcanzado por el atacante, quien una vez que le tiene en el suelo, sujeta la catana con ambas manos y alzando la mirada al cielo y gritando unas palabras en árabe entre las que se escucha la palabra ‘Allah’ le asesta una última estocada mortal».
El auto recoge que finalizado ese hecho «de forma muy tranquila se dirige a la conocida como Ermita Europa, ubicada en esa misma plaza, e intenta acceder al interior de la misma, si bien en ese instante y sin prestar resistencia es detenido por la Policía Local» de Algeciras.
El atestado policial recogió además que una vez detenido fue trasladado a un centro médico de Algeciras para recibir asistencia facultativa. Allí, en reiteradas ocasiones, profirió gritos de ‘Allahu Akbar’.
En prisión provisional
El juez Gadea decretó el pasado 30 de enero, tras escuchar al presunto yihadista en sede judicial, prisión provisional sin fianza, y le atribuyó los delitos de asesinato y lesiones con fines terroristas que, advirtió, podrían conllevar la prisión permanente revisable.
En su resolución, el juez indicaba que la actividad desarrollada por Yassine K. se podía calificar como un ataque yihadista dirigido tanto contra sacerdotes que profesan la fe de la Iglesia Católica como contra musulmanes que para el investigado no siguen los preceptos del Corán.
El instructor hacía constar en su auto que en las dos declaraciones que ha prestado ante la Policía y en el juzgado, salvo algunas contradicciones sobre elementos periféricos del relato, era capaz de reproducir en esencia los aspectos más importantes de su acción.
Relataba que la conducta del investigado fue consciente y que tenía definidos sus objetivos, teniendo la opción de causar unos daños mayores, focalizó su acción concretamente sobre los sujetos a quienes atacó, a los que eligió de forma deliberada. Y explicaba que la primera de las acciones fue contra los sacerdotes, reconociendo que su intención era matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia. En segundo lugar, indicaba el magistrado, centró su ataque contra un marroquí al que consideraba infiel, al creer que estaba ante un musulmán converso.